CINCO VENENOS BLANCOS (I)
En nuestra dieta existen alimentos que deberían ser llamados “veneno”, porque tienen poco valor nutricional y hasta pueden ser perjudiciales para nuestra salud. Conocidos como “venenos blancos”, la sal común, el azúcar refinado, la leche, el arroz blanco y las harinas refinadas son causantes de diferentes enfermedades consideradas graves, pues son degenerativas, como la diabetes, la hipertensión arterial y hasta el cáncer.
La Harina Blanca
La preferencia por la harina blanca radica en que, al ser un producto altamente procesado, se ha convertido en un polvo muy fino y de un color blanco puro con el que se pueden elaborar alimentos con texturas más agradables y esponjosas. Pero hay que saber que cuanto más fina y blanca es la harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene. El pan blanco, el pan de salvado, los panes de bollería, no contienen vitaminas ni minerales, por lo que aparte de su color y textura, pocos son los beneficios que brindan. Esto se debe a que la harina blanca no se produce a partir del trigo propiamente dicho, sino únicamente en base a una parte de él, el endoesperma, dejando de lado tanto el salvado como el germen de trigo, que son las partes más nutritivas de este cereal. Como resultado, la harina blanca contiene principalmente almidón (un carbohidrato) y algunas proteínas y vitaminas, así como un contenido energético bastante elevado. Además de carecer de contenidos nutricionales importantes, la harina blanca es “enriquecida” con distintos tipos de productos para mejorar su consistencia, durabilidad o sabor, logrando un producto final con pocos rastros naturales y del trigo del que surgió. Pero lo peor no esto, sino que este fenómeno empeora cuando no solo se despoja al grano de los nutrientes que poseía inicialmente, sino cuando se le añaden otros de síntesis para contrarrestar la baja calidad nutricional del producto o se le somete a un proceso químico de blanqueamiento o de adición de mejorantes y conservantes como peróxidos, azodicarbonamida (E-927) y bromato de potasio, entre otros. Durante el proceso de blanqueamiento químico de la harina surge un compuesto llamado aloxano, que genera gran cantidad de radicales libres y destruye células del páncreas, induciendo a la hiperglucemia. En el ser humano, el estrés oxidativo (producido por los radicales libres) está involucrado en muchas enfermedades, como la aterosclerosis, el Parkinson, la encefalopatía miálgica, la sensibilidad química múltiple o el Alzheimer, y también puede ser importante en el envejecimiento. Algunos estudios mencionan el posible efecto tóxico del aloxano sobre otros órganos, describiéndose lesiones en el riñón e hígado a corto plazo.
Una
buena alternativa a la harina blanca es la harina integral, ya que utiliza todo el grano para su elaboración, por lo
que además de carbohidratos y proteínas, tiene altos contenidos en
antioxidantes, vitamina B, grasas saludables, minerales y fibra.
Por eso lo màs aconsejable es hacer nuestro propio pan integral, con harina integral superfina, agua, sal, aceite de prensiòn en frìo, agua filtrada y masa madre o bien levadura prensada. Aqui tienes la receta de un exquisito y nutritivo pan.
Debemos consumir los alimentos integrales
siempre. PERO es importante no dejarse llevar por la publicidad y el marketing.
Hay que leer las etiquetas.
Un verdadero producto integral debe tener como
primer ingrediente: harina integral o harina de trigo
entero.
"Que tu alimento sea tu medicina..."
Patry
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