CINCO
VENENOS BLANCOS (II)
La sal común
eniendo
en cuenta que la sal es uno de los elementos más utilizados en nuestra dieta, y
también uno de los más difíciles de expulsar, deberíamos prestar atención a la
calidad de la sal que consumimos. La
mayoría de personas no se dan cuenta de las enormes diferencias entre la sal de
mesa refinada estándar de uso cotidiano, y la sal natural y saludable. Estas
diferencias pueden contribuir a mantener nuestra salud o, por el contrario, a
incrementar el riesgo de enfermedades que sin duda preferiríamos
evitar.
De
todos los tipos de sal, la sal de mesa común refinada es la peor para nuestro
organismo, ya que para refinarla la tratan con elementos químicos que varían sus
propiedades, y la somenten a una alta temperatura que altera la estructura
química natural de la sal, lo que puede desencadenar una miríada de problemas en
el organismo e incrementar el riesgo de enfermedades.bLa
sal convencional de cocina y de mesa que se vende en los supermercados ha sido
químicamente depurada. Lo que permanece después de que se haya depurado
químicamente es solo cloruro sódico, elemento químico artificial que nuestro
organismo rechaza por ser una sustancia desconocida para él, que no reconoce
como un nutriente. Esta
forma de sal está presente en casi toda la comida procesada. Como nutriente, la
sal convencional no solo no tiene ningún valor sino que puede llegar a ser un
destructivo veneno. Para que el cuerpo pueda metabolizar los cristales de la sal
de mesa tiene que consumir grandes cantidades de energía. El cloruro sódico
inorgánico desestabiliza el equilibrio de fluidos en nuestro cuerpo, y satura
los sistemas de eliminación, lo que puede afectar a nuestra salud. Cuando
nuestro cuerpo trata de contrarestar los efectos de la sobredosis de sal a la
que está expuesto diariamente, las moléculas de agua rodean al cloruro sódico
para descomponerlo en iones de cloruro y sodio para que nuestro cuerpo sea capaz
de neutralizarlas. Para hacer esta labor, nuestro cuerpo toma el agua que
necesita del interior de las células, por lo que se sacrifica el agua
perfectamente estructurada que se encuentra ya almacenada en las células con
objeto de neutralizar el cloruro sódico sintético. Esto produce una
deshidratación en las células e incluso su muerte prematura.
Por
cada gramo de cloruro sódico del que nuestro cuerpo consigue liberarse, emplea
23 veces la cantidad equivalente de agua celular para neutralizarlo. Por ello,
la ingesta de sal de mesa común provoca un exceso de fluidos en los tejidos del
cuerpo, lo que puede contribuir a padecer:
- Celulitis
- Reumatismo, artritis y gota
- Piedra en los riñones y en la vesícula biliar.
Además, esta sal contiene conservantes cuya
declaración en los envases no es obligatoria (el carbonato de calcio, el
carbonato de magnesio y los denominados E-535, E-536, E-540, E-550, E-551,
E-552, E-553b, E-570 y E-572), así como el hidróxido de aluminio para evitar que
la sal se apelmace.
También
es importante considerar que nuestro organismo solo es capaz de expulsar el 50%
(aproximadamente) del cloruro sódico que ingerimos, necesitando más del doble de
agua para ello. El cloruro que no es capaz de expulsar nuestro cuerpo es
almacenado y cristalizado de nuevo, y dependiendo de nuestra salud o edad puede
producir fallos en nuestro organismo como cálculos renales, problemas en las
articulaciones, hipertensión, retención de líquidos, cúmulos de adiposidaes,
gota, celulitis, etc…
Por
otro lado la sal es imprescindible para nuestra vida, ya que regula y mantiene
el equilibrio de la cantidad de agua en nuestro organismo (equilibrio hídrico),
entre otras funciones.
La
sal, desde un punto de vista energético, es la unión de iones positivos y
negativos (cationes y aniones), que guardan equilibrio y forman cristales que
disueltos en agua conducen la electricidad. Esta es una de sus propiedades más
valiosas, ya que teniendo en cuenta que nuestro cuerpo es en gran parte agua, y
es recorrido por energía que lo mantiene equilibrado y funcionando
correctamente, la conductividad energética de la sal que ingerimos es muy
importante para mantenernos sanos. Entre otras cosas, interviene en la
propagación de nuestros impulsos nerviosos, ya que son impulsos
eléctricos.
Para
que funcione nuestro cuerpo perfectamente debemos elegir una sal completa que
contenga todos sus elementos naturales. Una alternativa natural y saludable a la
sal convencional es la Sal del Himalaya, también llamada sal de
roca o sal rosada.
Es
una de las sales más ricas y especiales de las que podemos disfrutar, ya que
guarda toda la pureza como ningún otro alimento. Es muy rica en minerales y
oligoelementos sin ninguna alteración ni proceso de refinamiento posterior, y
guarda unas propiedades energéticas excepcionales.
Algunas
de sus características especiales se deben a:
- Su antiguedad y pureza. No contiene contaminantes
medioambientales ni añadidos químicos
- Su extracción manual
- Su proceso de lavado, sin temperaturas altas
- Su estructura cristalina perfecta, gracias a la cual
esta sal no necesita absorbentes de humedad como otros tipos de sal común, ya
que guarda siempre su "soltura"
- Sus elementos minerales, que mantienen el equilibrio
energético y químico de nuestro organismo
Contiene
oligoelementos que el cuerpo necesita pero no produce; es decir, necesita
ingerirlos. Es muy rica en calcio, hierro, magnesio y potasio. Su color rosa
anaranjado proviene del hierro.
La
estructura única de esta sal también almacena energía vibracional primaria.
Todos los minerales y elementos traza de los cristales de la Sal del Himalaya
están disponibles en forma coloidal, lo que significa que son tan pequeños que
las células pueden absorberlos fácilmente. No sobrecargan nuestro cuerpo, ni
contribuyen a aumentar la tensión arterial como la sal de mesa
convencional.
Los
elementos de los cristales de esta sal forman un compuesto en el que cada
molécula está interrelacionada y posee una perfecta estructura cristalina. Esta
conexión permite que los componentes vibracionales de los 84 elementos traza
presentes en la Sal del Himalaya estén en armonía unos con otros, contribuyendo
por tanto a su efecto equilibrador.
Dado
que la estructura cristalina de la Sal del Himalaya está equilibrada, esos 84
minerales se encuentran interconectados en una estructura ordenada, armoniosa y
vibrante, que hace que la energía contenida de los minerales pueda ser
fácilmente metabolizada por el organismo.
La
Sal del Himalaya, tiene un efecto energético vital. Equilibra el líquido del
organismo, lo que ayuda en múltiples problemas, ya que cuanto mejor es nuestra
circulación, mejor funcionan los órganos, más cantidad de oxígeno llega a
nuestros músculos y articulaciones, mejor hacemos la digestión, y mejor
eliminamos las toxinas. Por ello la ganancia neta del organismo con su ingesta
es grande y con cero pérdidas de energía, aportando beneficios tales
como:
- Equilibrar el exceso de acidez de las células,
particularmente las células del cerebro
- Absorber las partículas de alimentos en el tracto
intestinal
- Ayudar a limpiar los pulmones de obstrucciones de
mucosidad y flemas
- Ayudar a limpiar la congestión de los senos
nasales
- Prevenir calambres musculares
- Reafirmar la estructura del esqueleto
- Regular el sueño
- Mantener la libido
- Prevenir la aparición de varices en las
piernas
- Estabilizar los latidos irregulares del
corazón
- Equilibrar los niveles de azúcar en sangre
- Ayudar a retrasar el envejecimiento
- Contribuir a la generación de energía hidroeléctrica
en las células de nuestro cuerpo.
En definitiva:
Sal del Himalaya ayuda a devolver a nuestro
cuerpo al estado de equilibrio
"Que tu alimento sea tu medicina..."
Patry